No sé decidir entre aventuras desafiantes o días tranquilos de té, manta y piyama.

Así que me podés encontrar explorando el Amazonas en un peque-peque o en mi cocina apunto de hacer un brownie vegano.

Soy amante de los métodos de organización, el estilo de vida minimalista y todas las especies de animales. 

Me inspiran las personas sin miedo al que dirán y cualquiera que piense afuera de la caja.

Elegí como mi profesión la odontología, pero un día la vida me mostró que esa no era mi única pasión y puso una cámara en mis manos.

Hoy elijo las bodas y me encuentro detrás de escena buscando guardar cada pequeño detalle de un día tan especial. 

Elijo la responsabilidad y el honor de que nuestras parejas puedan volver a vivir el día de su boda a través de nuestra mirada.

Soy una persona sumamente inquieta, cada día busco la manera de hacer cosas diferentes, o una manera diferente de hacer las cosas de siempre.

Esa inquietud fue la que me llevó a comprar una cámara a los 17 años, y no tardé en darme cuenta de que queria dedicarle todo mi tiempo.

Esa cámara se convirtió en una destructora de miedos y como si fuera poco descubrí que trabajar podía ser algo muy divertido. 

Creo en lo imposible, inalcanzable o inviable, sé que es la única manera de vivir al 100%. 

Creo en que hay que dar sin esperar nada a cambio. Y también creo que no hay mejor manera de empezar el día que con omelette y un buen café.

Cada vez que grabo a alguien lo tomo como una oportunidad para escuchar, preguntar y aprender. En eso se basa mi búsqueda audiovisual, retratar la esencia y el mensaje que las personas me regalan. 

No es casualidad que hoy trabaje en bodas increíbles; luché mucho por ello, sabía que encontraría lugares llenos de personas felices, emocionadas y con ganas de compartir vida.